domingo, 18 de mayo de 2014

Planteamiento, nudo y desenlace

Reconozco que ando un poco bloqueada para sentarme a escribir últimamente.

Me siento como en una trama. La trama busca conexiones causadas entre los distintos elementos de la narración, en una trama hay planteamiento, nudo y desenlace y estos elementos están tan profundamente conectados que la eliminación de uno de ellos lo deformaría todo.

En la trama el planteamiento siempre comienza con un problema o una discrepancia que complica la historia y a mi de eso me sobra. Tengo una falta total de objetividad así que, ¿comenzamos planteando el inicio en la ruptura? y de ser así...¿en qué ruptura?, ¿la emocional con mi pareja de 7 años?, ¿la política con mi militancia?, ¿la familiar?. Supongo que un poco de todas así que iniciaríamos el planteamiento, que me hace estar hoy aquí, el verano pasado. 

Hace 10 meses exactamente de la explosión pseudoatómica. Cronológicamente podría parecerme un tiempo prudencial para comenzar a plantearme el nudo, ese nudo como acción transformadora de la historia. El plantear un nudo es transformar la acción problemática que motivó la trama, y yo no consigo identificar objetivos. 

Es decir, me siento tan mutable que ni siquiera identifico en mi historia a los personajes principales, a los secundarios y a los incidentales. Hace dos meses estos últimos aparecían en momentos específicos, por ejemplo para los momentos lúdicos de cervezas y banquitos alamederos. Y pasados dos meses te das cuenta de que algún personaje incidental se ha terminado convirtiendo en un personaje clave. La aparición fugaz de una sola persona, a veces, puede producir cambios que se calan en los huesos. Lo incidental pasa a principal y, del mismo modo, hay personajes principales que pasan a ser secundarios o en vías de desaparición por inanición.

Mi vida parece un bar. No para de entrar y de salir gente, realmente siempre me he rodeado de mucha gente pero ahora he cambiado yo. He dejado de aferrarme a las personas como solía hacerlo, he dejado de asumir los problemas de la gente con la que me encariño como parte de mis preocupaciones. Ahora disfruto más y pienso menos, me siento menos sola porque me juzgo menos y me perdono más.

Y ahora sé que mi trama no tendrá un desenlace y no lo espero. No existe esa acción transformadora que lo cambia todo y conduce al punto culminante de la historia. Existen muchas acciones transformadoras que me cambian a mi, soy yo quien dirige la historia y los cambios no alteran la historia de manera idealista sino que me van transformando.

No me cuestiono en exceso el por qué me pasan cosas que no consigo valorar sí me hacen bien o todo lo contrario. Anoche me divertí con una amiga que conozco hace años y con la que nunca había hablado, en dos semanas hemos cenado una vez, tomado cervezas dos y bebernos todo lo bebible y disfrutar como hacia tiempo, anoche. Mi compañera de piso desde hace tres meses se esta convirtiendo en alguien muy importante para mi, hablamos mucho y me gusta la comunicación con ella. Hay pequeñas personas que me hacen mucho bien y ahora me esfuerzo en buscar momentos para disfrutar de ellas y acepto que la veteranía de la gente importante en mi vida no es incuestionable y la cuestiono.

Ese cuestionamiento hace a lo incentivo principal.

Ahora en mi trama me siento directora y guionista. Ya no me siento un títere en deuda con el mundo y ya no actúo con la gente de un modo que es más mecánico que humano.

Ahora tengo una historia por vivir. 
Mi historia.