martes, 22 de julio de 2014

Desbaratándome



La música siempre fue un hilo conductor en mi vida.



Las personas más valiosas que han pasado por ella comparten esta melomanía. Melomanía que es, indiscutiblemente, mi más preciada herencia genética.

Cádiz.

Música, unos amigos que a día de hoy son mis mayores aliados; sol, mar, cerveza, música, ron, ginebra, luna, la humedad mañanera del mar, conversaciones, bailes locos, más música. Plenitud. Satisfacción. Sentir que tanto drama ha merecido la pena. Saberte libre y sentirte aún más libre.

Y que cinco días parezcan cinco minutos. Y ya sabéis, la vida es eterna en cinco minutos.

Saber mis pasiones tan mías, sentir mi caminar tan intrínsecamente mío.

Rota. 80.000 personas. Concierto final del último día de festival. Tengo que encontrarte a ti cuando ni siquiera sabía que estarías allí.

Y tú siempre me subes las ganas.

¿Qué pasó? Que me es indiferente lo impasible que te sea. Me da igual bloquearte, aislarme de ti porque las ganas emanen de cara poro de mi piel y me acojono. Que cuando me siento fría como un témpano apareces repentinamente haciendo que regrese mi calidez natural y eso me sienta tan bien. Me reencuentro.


Por eso te miro con la fuerza de quien sabe que tendrá muy medidas y contadas ocasiones de hacer ese mirar algo habitual. Algo incompleto por el miedo a terminar nada. Nada.


Que vivimos dos historias diferentes pero para mí cada adiós es un hasta luego.

Ni puedo ni quiero decirte adiós y sólo espero que el siguiente hasta luego llegue pronto.

lunes, 7 de julio de 2014

Scopaesthesia


Scopaesthesia es la conjunción de dos vocablos griegos: skopein (mirar) y aesthesis (sensación).


Sé que no es algo demasiado científico pero me confieso partidaria de esta hipótesis que defiende la habilidad de distinguir cuando somos observados.

Ayer hubiese cumplido 107 años la mujer intensa por antonomasia: Frida Kahlo. Me acosté leyendo información sobre ella y hubo una frase que me encantó:


Escoge un amante que te mire como si fueras magia.

Obviamente la sensación de magia es tan personal y relativa que puede no tener nada de relación con la realidad; sin embargo es una emoción maravillosa porque te produce cientos de efectos mentales y físicos desbocados.

Desde el principio me hiciste sentir desbocada, de ahí tanto blindaje ante ti. Cuando me sitúo frente a ti siento esa scopaesthesia y, en consecuencia, esa magia irracional. Mi interpretación y participación en cada diálogo están cargadas de insinuaciones temerosas. Cuando me sitúo frente a ti, te excluyo. Te excluyo porque cuando te incluyo me vuelvo (más) insegura y vulnerable. Mi inconsciente toma las riendas y se me pone en marcha un fuerte instinto de autoprotección fruto del agotamiento emocional, tan intrínseco ya en estos días.

Más allá de lo duro que parezca este agotamiento emocional, a mi me esta suponiendo el impulso que necesito para no caer en la conformidad y el conformismo. El impulso que me induce a sumergirme en la búsqueda de aquello que me haga feliz, sin prisas ni relojes.

En realidad me lleno de dudas y recelos porque me es difícil asimilar que una sensación tan fuerte sea unilateral aunque tampoco lo sé. No sé si eres la causa o el efecto y ni siquiera sé por cuál de las dos me decantaría.

Debo confesar que me da igual la unilateralidad o la imparcialidad de estas sensaciones porque son maravillosas. Me inspiras a sentir y me despiertas los sentidos cuando más atrofiados estaban.

En el paseo mañanero y autista de vuelta a casa el domingo por la mañana se me repetía en la cabeza la canción de Los Piratas llamada “ansiedad”:

“Impotencia, ansiedad, melancolía, enojo, desconcierto, deseo, intensidad…”

Sobretodo intensidad. Frida Kahlo fue una mujer intensa. Ese paseo de vuelta a casa fue intenso, al igual que la ristra de sabores que arrastro últimamente.

Me declaro la más fiel amante de la intensidad.

Las intensidades te hacen sentir viva.

¡Viva la vida!