martes, 3 de diciembre de 2013

Y en el cuarto Martini llegó Triana

...y de qué manera tuve que controlarme para no besarte cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de Triana. Y que eternos se me hicieron esos silencios cómplices con sonrisas que dicen más que las palabras. 

Cerramos el bar y en el abrazo de despedida me mató tu, de nuevo, provocación intencionada al decir de repente: una noche de amor desesperada...

Y no he podido evitar volver a escucharla hoy antes de dormir porque me encantan tus casualidades y que cuatro horas parezcan cinco minutos. Y ya sabes, la vida es eterna en cinco minutos. 

"Niña tienes algo
que me puedes dar.
Brillan tus encantos
en tu caminar. 

Tuvimos una noche 
llena de color
un río dorado tus ojos son.

Tocamos la vida con nuestras manos
la vida cantaba esta canción:

Una noche de amor desesperada, 
una noche de amor que se alejó." 



domingo, 17 de noviembre de 2013

A quemarropa



Me exijo sólo el necesario análisis racional para no perder el control.

Cuando racionalizo demasiado me vuelvo cobarde y me entra el pánico.

Mientras no tengas miedo siempre será el momento.

Intento despilfarrar toda la energía y la alegría de la que me privé en los últimos tiempos.

Soy consciente de que esto que me pasa es una fase pero no quiero dosificarla, quiero vivirla a quemarropa.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Dialéctica

Hacía tantísimo tiempo que no me quedaba un sábado en casa, especialmente que no lo hacía por voluntad propia.

Hoy me apetecía estar así. Me cuesta tanto encontrar la tranquilidad cuando se trata de mi que tenía que aprovecharlo para dedicarme esta noche.

Estoy feliz, y no lo estoy por un motivo ni un hecho concreto como habitualmente conseguía tener esta sensación, estoy feliz por haber sido capaz de "volver a empezar", por reencontrarme con una Ana tan distinta a la que creía conocer. Estoy feliz porque he conseguido, en gran medida, soltar el lastre que me hizo llamar a este lugar Turnedo, esa melancolía y esa nostalgia enfermizas que derivaban en dependencia del pasado. 

La dependencia crea dependencia.

Realmente no sé que ha ocurrido pero no puedo parar de disfrutar lo cotidiano, los momentos rutinarios tienen otro color, las conversaciones con mi entorno tienen otro sabor y hasta la ciudad me huele distinta. Supongo que todo esta relacionado con esta sensación de libertad que hace que tenga ganas de devorar la vida.

Desde que introduje la contraseña para escribir lo que quiera que sea el rastro que voy dejando aquí, me repetí no hablar de esto, me he intentado convencer de no nombrar algo (o nada) que no tiene ningún tipo de sentido...pero de todos modos ¿qué trascendencia tiene lo que pueda soltar aquí? Aquí solo escribo pensamientos que nunca confesaré verbalmente.

Silvio me está provocando este efecto placebo del que soy consciente, y no te me has ido aún de los oídos cantando anoche "en estos días", ni se me han ido tus ojos pardos de la memoria mientras hablábamos en la barra. No tengo ningún recuerdo de las estupideces que te conté porque cuando me hablas me vuelvo pseudodisléxica, me empiezas a poner tan nerviosa que no sé donde colocar las manos (y eso me agobia profundamente). No hay explicación alguna a esta fantasía con ápices de realidad, simplemente me despiertas los sentidos, me los abres de par en par. 

Y yo qué pensaba que pasarían años hasta que unos ojos me provocaran esta espiral de sensaciones. Y entonces aparecieron los tuyos.

Todo es pura dialéctica.
Todo es constante cambio.

"Los mares se han torcido con no poco dolor hacia tus costas.
La lluvia dibuja en tu cabeza la sed de millones de árboles.
Las flores te maldicen muriendo, celosas.

En estos días no sale el sol, sino tu rostro.
Y en el silencio, sordo del tiempo, gritan tus ojos.
¡Ay!, de estos días terribles,
¡Ay!, de los indescriptible."






domingo, 29 de septiembre de 2013

Volviendo a empezar

Es tan curioso cuando eres consciente de que te has conseguido cansar a ti misma, tras esa obsesión por planificar el futuro, por controlar el presente y por analizar el pasado estaba oculta una cobardía a la vida terrible. 

Verdaderamente pensaba que era una actitud madura y me enorgullecía de ello, es fácil estar orgullosa de algo que no causa nunca ninguna consecuencia devastadora o simplemente que haga que se tambaleen y tiemblen los pilares inamovibles de tu vida. Realmente me he cansado de no temblar.

Siempre se me ha erizado la piel y me han temblado las piernas cuando conseguía acercarme a algo o a alguien que me hacía sentir y llevaba años sin vibrar por nada, nada me estimulaba, nada me ilusionaba. Simplemente me he dedicado a seguir caminando, sin querer darme cuenta de que el camino se había terminado y estaba andando sin avanzar, estaba vaciándome cada día.

Se rompe todo.

Explota.

Salta por los aires.

No tienes fuerzas de explicar nada porque no hay nada que explicar, hace tanto tiempo que no queda nada que decir.

Y de repente existen en el mundo cosas que no veía, ves en tu entorno personas que te aportan, que tienen mucho que ofrecerle al mundo y las tienes al alcance de tu mano pero no las veías. Es algo parecido al “volver a casa” cuando estás de viaje, salir de este estancamiento vital no ha sido ni la mitad de doloroso de lo que esperaba.

Me está gustando recuperar hasta mi inmadurez en las relaciones con el sexo opuesto, hasta mi capacidad imaginativa innata de sobrevalorar gestos y miradas de unos ojos que no conozco pero que han conseguido que pase toda esta tarde lluviosa de septiembre con una estúpida sonrisa sin fundamento de la que no me avergüenzo.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Lista I

Cosas que no soporto:

- Los asuntos pendientes, no tener la posibilidad de cerrar relaciones por la cobardía ajena.
- La pedantería de la gente academicamente brillante.
- El silencio incómodo.
- La política de mesa camilla dogmática y asquerosa.
- Mi cobardía social.


Cosas que debo dejar de hacer:

- Llamar imprevisto a lo que deseo.
- Desear fervientemente "estar bien" si no se sé a lo que me refiero realmente.
- Antocompadecerme constaaantemente.
- Encontrar un término medio entre la empatia y la entrega desmesurada.
- Escuchar música que me reviente por dentro.


Cosas que no sé hacer:

Acabo de darme cuentas de que son demasiadas como para que sean reales así que seguiré con esta lista en otra ocasión...

domingo, 1 de septiembre de 2013

Septiembre, el vértigo y la lluvia

Y así empezamos septiembre. Tenía unas ganas inmensas de que terminase agosto porque ha sido demasiado duro en tantos planos a la vez.

Este fin de semana estuve en un festival de cantautores. Me ha venido genial este reencuentro conmigo misma, hacía tiempo que no me sentía tan feliz sin ningún pero, absolutamente ninguno.  Y en medio de un concierto que te encanta, rodeada de gente desconocida que te hace sentir cómoda porque sientes el espacio como tuyo, disfrutando una cerveza y un cigarro como hacía tiempo que no lo hacía...entonces te das cuenta.

He ido abandonando demasiadas cosas que me hacen feliz, la rutina y las responsabilidades me han absorbido y yo lo he permitido hasta que no he podido más...y las consecuencias están siendo más duras de lo que esperaba pero hay que ser consecuente.

Ojalá el tiempo pase rápido y la lluvia de la que habla Silvia en ese precioso texto que ha publicado...me moje a mi también, me moje sobretodo por dentro.

Al final casi todo,
menos lo que me callo,
habla de ti.

Aunque para llamarte ahora, 
hayamos tenido
que vivirnos
LA VIDA APARTE.

Tengo lo que quiero menos tú,
me sobra espacio y falta tiempo.

Cansado de jugar
a que soy yo
el que habita tu salón.

Paco Cifuentes


sábado, 3 de agosto de 2013

Vértigo


(Del lat. vertīgo, -ĭnis, movimiento circular).

1. m. Med. Trastorno del sentido del equilibrio caracterizado por una sensación de movimiento rotatorio del cuerpo o de los objetos que lo rodean.

2. m. Med. Turbación del juicio, repentina y pasajera.

3. m. Apresuramiento anormal de la actividad de una persona o colectividad.

1. m. Psicol. Sensación de inseguridad y miedo a precipitarse desde una altura o a que pueda precipitarse otra persona.



Vértigo presente.
Más vértigo aún si pienso en el futuro.

Y unas ganas inmensas de romper con todo.

Ya no se sí es el verano pero no varia demasiado la situación y eso me frustra tanto.

Sigamos caminando.

viernes, 19 de julio de 2013

Parece mentira

Cada día salgo del trabajo a las 10 de la noche con la sensación de que algo ha estallado.
Me marcho al medio día viendo las noticias, entro a trabajar y me siento inmersa en esa realidad paralela, una realidad en la que no soy yo, en la que no puedo ser yo.
Aguanto un día, y otro, y otro y todos los que quedan.

Dan las 10 de la noche y el mundo sigue igual. Nada ha sucedido. Me subo en el coche y vuelvo a casa escuchando esta canción del grupo "La Raíz"  porque, de verdad, parece mentira la pasividad social que estamos mostrando y.....

"Si mi boca disparara las palabras necesarias,
para despertar a tantas almas errantes, bellas durmientes.
Un silencio tuyo es como un murmullo
lo mío es para mi y que se joda el mundo"

Buscaré toda mi vida, si la pasividad sigue dominando a la sociedad, las palabras necesarias.
Este pueblo mío al que le precede tanta historia, historias de lucha social y de inconformismo innato. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo conseguir la reacción?

Es obligación de todos los que tenemos esperanza en que el futuro otro mundo es posible buscar esas palabras, esos actos, esa llama que nos haga ver algo de luz en esta mierda de mundo que nos ha tocado cambiar, y sin unidad y organización de "los de abajo" no vamos a conseguir nada. Y esta izquierda mía y su histórico problema de sectarismos, dogmatismos y divisiones de las divisiones internas. Reunión inútil tras reunión más inútil haciendo intentos fallidos de organizar nada.

Mientras tanto cada día es un drama para el 99% del mundo. El 1% restante sigue tensando la cuerda.

¿Cómo hacerlo?

Mi padre lleva toda su vida intentándolo, tiene más formación teórica que nadie sobre como organizar al pueblo, ha estado en dos ocasiones en la cárcel por luchar por conseguirlo y, sin embargo, sus hijos vivimos peor que él.

¿Cómo hacerlo? ¿Cómo? ¡Cómo!


miércoles, 20 de marzo de 2013

Yo pisaré las calles nuevamente...

Es extraño llegar a casa después de un duro (muy duro) día de trabajo y tener la necesidad de ponerme música...esa música que me relaja y tranquiliza como ninguna...Silvio y Milanés me han hecho recuperar la calma.

Este brutal capitalismo asesino ha hecho del mundo que vivimos inhabitable. Laboralmente somos cifras: hoy he sido el 42,85%. Me piden un 40% mínimo. Así que estoy al borde. Nos desesperamos, no nos relacionamos, no nos hablamos, no compartimos nada. Somos meros números. Soy el 42891. 

Necesitaba llegar a mi casa y sentirme yo, que el tiempo me haga experimentar sensaciones y emociones. Me mantengo en esa estrecha línea en la que entre llamada y llamada me exijo un poco de análisis de lo que pasa a mi alrededor, un poco de empatia con los compañeros que me rodean. Reconozco que es difícil sentir y precisamente esto es lo que se pretende. Sin duda somos más rentables actuando como máquinas saturadas.

Antes de acostarme me lavaré los dientes con mi madre y le diré "Buenas noches mi amó", le diré a mi padre cuatro tonterías que haya visto en la prensa, leeré un poco...para no perderme en este desasosiego.

Mi generación pisará las calles nuevamente como Milanés y en el futuro se podrá vivir. 


VIVIR.

lunes, 4 de marzo de 2013

Ya era hora.

¿Sabes por qué me cuesta tanto demostrarte qué te quiero? Porque tú quieres con tantas ganas y con tanta fuerza que no sé demostrarte lo que me importas y lo que te echo de menos.

Siento lo que me quieres en tus ojos y en tu risa... Te diriges a mi con esa dulzura innata que me paraliza, aunque nunca lo demuestre. Me pinto dura y racional y sé que no te engaño.

Te echo de menos, necesito tanto de ti que me ha parecido eterno este tiempo.

Llegó nuestra cita y pienso disfrutar de ti cada segundo. Serte sincera porque lo necesito, necesito que sepas como me siento y necesito saber de ti y de tus gestos y tus ojos.

Te quiero mucho, aunque sea la primera vez que te lo diga.