jueves, 27 de marzo de 2014

Yo he probado las prisas

Yo he probado las prisas

Ya he probado las prisas
el sexo exprés y los amores precipitados
la abolición de los preliminares 
los ombligos pasajeros
los te quiero a primera vista
los cuerpos fugaces
las bodas en las Vegas
las cremalleras atropelladas.
Me enamoré de desconocidas 
y las quise a contrarreloj.

Ya no quiero eso.
Necesito un amor a fuego lento.


("La triste historia de tu cuerpo sobre el mío" - Marwan)

miércoles, 26 de marzo de 2014

Imperfecta


Lo asumo: me declaro la perfecta imperfecta.

Soy imperfecta y no puedo evitarlo. Cambio mil veces al día de opinión y de objetivos. A pesar de haber estudiado historia, la geografía se me resiste y odio que me pregunten algo que debería saber porque no lo sé. Me gusta tenerlo todo bajo control y me declaro intransigente en las cosas más tontas y absurdas. Me obsesiona la vulnerabilidad,  me angustia sentirme frágil ante personas que no conozco y que me gustan. Me resisto a dejarme llevar por mis instintos.
Soy tan imperfecta que cuando algo me molesta soy incapaz de controlar que mi cara y mis ojos nerviosos no lo comuniquen de alguna forma, así que tengo que terminar hablándolo (e incluso gritándolo). No sé controlarme cuando siento algo, me vuelvo obsesiva y jamás consigo desconectar. Tengo que personalizarlo todo, dibujo nuestros nombres en el lugar donde colocamos los cepillos de dientes porque necesito calor en esta casa. Soy imperfecta porque exijo calor a todo, es una necesidad. Necesito el calor de mi familia, necesito sentir que mis amigos están ahí para mí, necesito los pequeños gestos de la gente a la que quiero. Todo eso me da fuerzas para caminar. 

Soy tan imperfecta que necesito el calor de tantas cosas para continuar: necesito leer de vez en cuando a Galeano y sentir que “Las venas abiertas de América Latina” sigue encogiéndome el alma, necesito ver una película de Aristarain y tener que pausar y repetir diez veces el diálogo de “Roma” en el que Joaco le pregunta a su padre “¿Para qué sirven los ríos?”, necesito escuchar a Silvio y ver como “la maza” me pone la piel de gallina cuando al final dice:


“Si no creyera quién me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que queda
si no creyera en lo que lucha
Que cosa fuera..."

Necesito volver a mis raíces escuchando Ismael Serrano y que "Papá cuéntame otra vez" tenga la cara y las manos de mi padre, saber que esa canción será él eternamente. Necesito la eternidad de la música y que extremoduro me haga evadirme, me haga simplificar la vida y me de ese amor-odio que tan bien me sienta. 

Soy tan imperfecta que me resigné durante demasiado tiempo a una vida que no quería y supe de la sensación de reprimir a la felicidad día tras día. Algunas veces soy testaruda y egoísta, no acepto el que las cosas no puedan ser sí yo quiero que sean. Las lucho todo lo que puedo, aunque a veces lo haga desde la retaguardia para que no me salpiquen demasiado. Me da pánico el "no". Odio el tiempo, me cuesta tanto alejarme del pasado y aceptar que simplemente es lo que fue y nunca más será. Me duele desprenderme de entradas de cine, fotos, objetos absurdos o servilletas de papel con fechas y nombres de ciudades. Ese apego al pasado, en ocasiones, me paraliza. Tengo miedo a lo desconocido. 

Consigo llegar a tal nivel de imperfección que la misma sensación que me produce pensar en el pasado me la produce, multiplicada por veinte, pensar en el futuro. Vivo constantemente pensando que las decisiones que tomo en el presente tendrán repercusión en mi futuro. Sin embargo, de repente, cambio de opinión y me pregunto: ¿qué futuro?. El futuro no existe, el pasado dejó de existir porque ese tic-tac no puede pararse y lo único que tenemos para ser felices es el presente. Si no fuese tan imperfecta y el desorden mental no me acompañase perennemente sacaría más provecho al presente.

Amo la imperfección. La imperfección nos hace equivocarnos, hacer daño y dañarnos, nos hace aprender, rectificar y pedir perdón. La imperfección nos hace amar lo que nos ha hecho caer y volver a lanzarnos para ver si la caída duele menos la segunda vez. Aprendemos, gracias a esa imperfección, a caer de pie.

Amo las personas imperfectas: me encanta que las noches se nos vayan de las manos y decir "mañana no salgo", me gusta ser testigo de la vida de mi gente y tener el derecho de advertirles si siento que se están equivocando y amo ese deber de estar ahí cuando todo se derrumbe, porque son parte de mi. Son ese calor imperfecto que me mantiene no sólo viva, sino con ganas de seguir viviendo y que cada día cuente. Amo quienes se salieron del camino marcado y tuvieron el valor de defender aquello en lo que creen, fuesen cuales fuesen las consecuencias. Amo a las personas libres, sin prejuicios y que demuestran que aman. Amo a la gente que ama las cosas más cotidianas: la buena comida, una cerveza con buena gente en cualquier bar de la alameda, un cigarrito a orillas del río, una mirada cómplice que desemboca en carcajada, una borrachera y todas las exaltaciones de amor que trae consigo, una manifestación en la que hay más gente de la que esperabas y te invade la esperanza, la ilusión y las ganas de cambiar el mundo.

La vida es tan imperfecta que el presente no es como ninguno lo habíamos imaginado.

La imperfección es maravillosa.



domingo, 23 de marzo de 2014

Lista II

Cosas que me hacen feliz:

- Mi nuevo hogar. Sentir esta casa cada vez más como mi sitio.
- Los ratos con mi madre, disfrutar del amor, el cariño y la comprensión que desprende hacía mi por cada poro de su piel con pequitas.
- Saber que soy valiente.
- Ver lo que me puede hacer feliz el éxito de la movilización social de hoy 22 de marzo en mi país. Saber que esta clase trabajadora, mi clase, tiene la fuerza de reventar las calles de Madrid.
- Disfrutar de una canción. Sentir la música como la siento.

Cosas que odio:

- Ser tan protectora con la gente que quiero. Aún más sabiendo en lo que desembocan esas relaciones personales, en dependencia de la dependencia. 
- Que me condicione tanto mi reflejo en un espejo.
- No serme sincera en algunas ocasiones, en demasiadas tal vez. Esa racionalidad deshonesta me ha traído algún que otro bache en los últimos meses.
- La gente egocéntrica. La buena gente que se sentencia con ese defecto que detesto.
- Estar escribiendo este mensaje con reggae de fondo.
- Mi racionalidad. Esos análisis de los riesgos de vivir.
- Bloquearme cuando coincido contigo. Este miedo a conocerte porque sé que no puede ser.
- Que no pueda ser.


viernes, 21 de marzo de 2014

Azahar

Pongamos que te pongo y tu me pones
el derroche entre las manos.
Pongamos que él te llama y no lo coges,
y se nos juntan los labios.

Pensándote después de un polvo en cualquier baño...
Y buscando no encontrarte perdido en otros brazos.

Andrés Suárez




La primavera ha llegado fuerte.
Y yo también.

Los grandes placeres cotidianos que te da esta ciudad son esos colocones de azahar al pasear por sus calles de adoquines desgastados. Y yo busco colocarme, de azahar o lo que surja, cada día y, sobre todo, cada noche.


domingo, 16 de marzo de 2014

Domingos de desinfección urgente

Este sol pre primaveral ayuda a traer aire fresco a mi dormitorio.

Me despierto y pongo a lavar ropa, sábanas y cortinas. Aromas que por la noche pueden resultar atrayentes pero por la mañana se me vuelven cargantes e irritantes, esos olores de personas sin nombre que van pasando por esta cama de metro y medio.

Y pongo lavadoras a cincuenta grados y mil revoluciones de centrifugado para que no quede rastro de estas noches. Recojo las sábanas y me complace que los restos de esta indigencia física hayan desaparecido. No queda rastro ni en las sábanas ni en mi. Reseteo mi habitación y mi cuerpo.

Y cuando, más tarde que pronto, me tomo el café después del ritual de asepsia me pregunto:

-¿este nuevo protocolo de domingo sería tan urgente si tuviera que eliminar tu rastro y no el de otros sin nombre?

Seguramente no. 
Seguramente querría invitarte a café y a tostadas, y pedirte que te quedaras a fumar como en la canción "vestida de domingo".


jueves, 13 de marzo de 2014

Terminamos y en paz.

No me supone ningún esfuerzo no recordarte demasiado. Desde que te fuiste o me fui, eso qué más da, todo ha mejorado y yo soy mucho más feliz.

Me alegro tanto de que hayas dejado de vivir a mi sombra, intentando constantemente dar la talla para lo que suponías que yo esperaba de ti y dejándote la piel en seguir los ritmos disparatados que, impetuosamente, yo iba marcando. 

Llegaste a estas calles abandonando tu tierra por un amor que te inundó por completo, vivías esta ciudad a través de mis ojos. Ahora estás descubriendo esta maravillosa tierra sureña por tus ojos tristes con ese antojo ocular que te recordaba a Arnau.

Eso me ayuda a sentir que el final que puse entre nosotros es el mayor favor que podía hacerte llegados a la miseria en la que nos convertimos. 

No regreses jamás.




miércoles, 12 de marzo de 2014

Te doy media noche

Es jodido que objetivamente seas un desconocido con el que apenas he cruzado muchas miradas y poca conversación. Un extraño con el que he compartido besos y cama muchas menos veces de las que hubiese deseado.

El recuerdo de tu sonrisa me eclipsa y me camela. Tengo grabado a fuego el recuerdo de parar de besarte un segundo, ver tu sonrisa, derretirme y volver a arrojarme a tu boca.

Permitamos hoy que mi cabeza onírica divague cuanto quiera y se líe y líe, pero, por hoy, no reprimamos el absurdo recuerdo que se me viene a la cabeza al escuchar la frase de una canción: "si supieras lo que te miro a escondidas".

¡Ni por asomo podrías imaginar que te recuerdo tanto, de esta forma y...tanto!

Culpemos a la revolución hormonal, que las mujeres sufrimos cada mes, de este arrebato sentimental que se ha visto incrementado por esta música que, a veces, me hace volar demasiado.

¡Bah! menos mal que en un par de día los síndromes menstruales habrán cesado y esta sensiblería absurda se habrá ido al carajo.


domingo, 9 de marzo de 2014

Con un latido de reloj.

No suelo ser muy refranera, ni me gusta demasiado hablar del karma o volverme excesivamente mística en mis análisis. Intento evitar caer en esos errores porque tergiversan demasiado la realidad objetiva que se nos presenta pero últimamente hay una frase, de esas populares usadas casi a diario, que me alivia: EL TIEMPO LO PONE TODO EN SU SITIO.

No la interpreto como el tiempo sin que la acción humana tenga nada que hacer frente a lo que nos "depara" el futuro sino todo lo contrario. Realizar las acciones y disfrutar las personas y cosas que te hacen feliz sin la impaciencia temporal de querer ver  resultados inmediatos de todas las dinámicas que estamos trabajando por cambiar. Sólo con el tiempo un día nos levantamos y nos sorprendemos al observar que no estás afectada ni preocupada por algo que, antes, te habría reventado la cabeza e inundado de malestar.

En estos días estoy más calmada...más contenta. Por fin se solucionaron algunas historias de una independencia empezada con bastante mal pie pero bueno...nadie dijo que los comienzos fueran fáciles.

También en estos días he cambiado Clapton por Extremoduro. 
Volviendo a las raíces.

Con un latido de reloj - Deltoya 1992

Ya sé qué quieres, ya sé qué intentas,
tenerme todo el día metido en tu despensa.
Dime: ¿Quién eres?, ¿Qué te atormenta?
Te doy todo mi esperma y no sé si te alimenta.

Salgo de casa, muy despacito
y por las noches me vuelvo loco;
doy media vuelta y no necesito
estar tan cerca de ti.

Me quedé sentado en la parte de atrás
medio desquiciado, me hiciste entrar
y me quedo en el pasillo.

Hay gato encerrado en tu forma de hablar
algo nos estorba y yo quiero saber quién es
¡Quién es!, ¡quién es!, ¡quién es!.

Abro la puerta y soy yo también quien entra
Me gustaría poder salir fuera de mí.
Hago preguntas que nadie me contesta
y a media noche mi corazón empieza a latir
Tic-tac, tic.tac, tic-tac,

Nos tocamos con cuidado, 
nos hicimos esperar.
Sin saber qué hacer, 
no hace falta hablar.

Nos cogimos de la mano, 
nos echamos a volar,
y a la vez reír,
y a la vez llorar.

Me siento tan cansado, suena el timbre el otra vez.
Cuando estás a mi lado, no quiero saber quién es.
Desconectado, y no sé por qué y tampoco entiendo
que ya no sales en mis sueños.

Como un reloj, te tengo en la cabeza a todas horas.
Compréndelo, que tenga miedo a estar contigo a solas.
Te alejaste demasiado, nos dejamos de mirar,
y a la vez reír, y a la vez llorar
y cada uno por su lado, nos echamos a volar
y a la vez reír, y a la vez llorar.