Yo no hacía estas cosas.
Yo no llegaba a casa y me hacía un porro. Yo no fumaba porros.
Yo solía tener mi mañana planificado, no apuraba en exceso las horas porque cada minuto era algo más de retraso que me repercutiría en el resto de las horas de cada día. Días que pesaban tanto...
Yo no me metía en la cama con esta necesidad física de ayuntarme a otro cuerpo. No me inquietaba el sexo, mi cuerpo nunca me lo pidió de este modo.
Yo tenía listas. Siempre había raciocinio en mis decisiones y prioridades, nada se escapaba a lo planificado, a lo rentable y a lo beneficioso para mi salud mental. Yo tenía salud mental.
Yo tenía una conciencia que pesaba pero equilibraba. Equilibraba los riesgos y me mantenía a salvo.
Yo nunca me podría erizar sino me ofreces nada, sino eres rentable y no me ofreces nada palpable.
Y yo no sé cómo pero ahora hago estas cosas.
Ahora llego a casa y me hago un porro. Ahora fumo porros y me sientan espléndidos.
Mañana no tengo nada que hacer y apenas me preocupa el tic-tac, sólo sé que AEMET afirma que tendremos sol y quiero tomar café en la azotea. Mañana quiero sol.
La cama despierta mi necesidad física y me turba. Sin infravalorarlo, el sexo se ha convertido en una especie de paliativo, ha perdido la piel y me hace sentir placer egoísta. Las miradas no dan calor ni frío por lo que puedo follar mirando a los ojos y, obvio, se conecta más.
Las listas van perdiendo valor y no hay orden de prioridades. Hay cambios por todos lados, todo es mutable y eventual y, a veces, me satura. Tengo más salud mental que nunca.
Siento el riesgo pisándome los talones y freno la velocidad. Paro el ritmo porque el riesgo es adictivo y da vida. Ahora quiero vivir sintiendo que vivo.
Y ahora me inquieta sentir que me ofreces sentir sin raciocinio. Me acongoja que no seas rentable ni palpable y, sin embargo me transmitas tanto. Es duro resistir esta estimulación incongruente cuando yo solía priorizar “la gestión de las emociones antes de sentirlas” como prefacio en mi vida. Contigo no puedo gestionar porque no sé por qué pero tú me desbordas.
Putas causalidades de la vida.
Y ahora no controlo la causa, el principio y origen.
Estoy carente de identidad y me encanta que la página este en blanco.