martes, 15 de abril de 2014

Primero de mayo

A veces no consigo encontrar el por qué y eso siempre me frustra.

Esa obsesión por racionalizar, entender, hacer listas de pros y contras, de beneficios y riesgos, de miedos y valentías...

Estoy enamorada de Sevilla esta primavera, tengo las emociones a flor de piel y claro, tanta flor de azahar en el ambiente se me impregna en el cuerpo y desprendo bastante felicidad.
Sonrío más en una semana que en los últimos cinco años, me quedo embobada mirando balcones maravillosos de calles empedradas, me sorprende cruzar el Guadalquivir y tener que pararme a fumar un cigarro porque la luz del atardecer de esta ciudad en abril es mágica.

La noche del domingo bebí muchas cervezas y demasiados mojitos, tengo que dejar el alcohol azucarado porque me vuelve aún más loca. Estuve muy agusto tanto por la compañía como por el olor a dama de noche que tiene siempre el bulebar en primavera.

Me sentí cómoda y dejé en casa el raciocinio y la libreta de hacer listas de contras y pros, de riesgos y beneficios, de miedos y valentías.

Me tiré a la piscina y confié en ella porque se lo ha ganado y si hay algo que me ha demostrado en los últimos meses es que tiene una virtud que valoro enormemente en la amistad: la discreción.
Además de muchas otras cosas maravillosas que tiene para aportarle al mundo, lo que pasa es que ella aún no lo sabe. Ella aún no sabe verse con los ojos que la vemos los demás.
No tengo duda alguna de que esta en el camino de superar muchas secuelas que le ha podido dejar querer vivir demasiado deprisa sin pararse a pensar demasiado, por eso ahora tiene esa necesidad de pensar en ella. Está bien que lo haga, es el momento de pensar en una misma y tener lo mejor de ti para ofrecer al mundo. Creo que eso es precisamente lo que nos ha unido de esta manera tan acelerada, desde la lógica más formal. Nos estamos mostrando lo que nos apetece la una a la otra sin juicios morales ni prisas; con ella los ritmos se marcan solos y me encanta que forme parte de mi vida como lo hace.
.

Me da vértigo que llegue el primero de mayo.

Confesé que esta historia de revolcones a las 6 de la mañana, de ser yo tu quinto porro y tú mi décima cerveza, esta historia de tensiones absurdas y distancia de seguridad ha sido más importante para mi de lo que nadie del entorno llegaba a imaginar, y es que claro, cuando me propongo disimular lo que siento sé que consigo hacerlo bastante bien.

El primero de mayo te marchas de este país que no nos permite vivir, te marchas a ser feliz y disfrutar del amor. 

Y yo el primero de mayo no perderé nada, ya sabéis no se puede peder lo que nunca fue tuyo. 

Simplemente a partir de ese día ya no te miraré a escondidas, ni sentiré como me seduce tu sonrisa, ni esperaré que aparezcas repentinamente a las 2 de la madrugada cuando creía que no ibas a salir, ni te encontraré los jueves por el Múnich y los viernes en el Kafka, daré por perdidos los pendientes que olvidé en tu casa y asumiré que la conversación pendiente nunca llegará.

Será absurdo pero te voy a echar de menos.


2 comentarios:

  1. que lindo que escribis tan simple y maravilloso es como escucharte de cerca en persona
    Muy real tu escrito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias.

      A veces decir la verdad con la mayor simpleza posible es lo más útil para desahogarse.

      Un beso

      Eliminar