martes, 7 de abril de 2015

Desastre edulcorado con treinta cigarros al día.

¿Dónde termina la mala racha y empieza la pesadumbre?,
¿esta inquietud apareció antes o después de ella?,
¿la mala racha tiene algo de suerte o fortuna?.
No lo creo. El azar no tiene lugar en estos días.

No es habitual que me digan que tengo tristeza en los ojos. Hoy una buena amiga me lo dijo.
Incluso en los malos tiempos han prevalecido las chiribitas en ellos. Desde pequeña mi madre ha usado esa palabra para describirlos: "te brillan los ojos con chiribitas como en los dibujitos chinos".

Y me acuerdo de Galeano y su "mientras dura la mala racha", porque no ceso de andar de pérdida en pérdida y siento un pavor siniestro de perder la vida en alguna distracción. Y cómo no perder lo que nos importa y lo que no, estando tú tan perdida. No son distracciones sino desastre. Un desastre edulcorado con treinta cigarros al día.

Y odio la pesadumbre y la inquietud. Odio la negatividad y la desgana pero se me han metido dentro. Se me han filtrado adentro sin responder a mis amenazas de incendio. Son inmunes al fuego y la catástrofe, y así, cada impulso parece en vano.
Y yo estoy ardiendo.
Me urge sacarlas.

No es una huida, o eso creo.
Pero, cada día más, requiero de esos quinientos y pico kilómetros.
Y alejarme de esta mierda.

El mundo, de nuevo como dijo Galeano, es un mar de fueguitos.
Me estoy perdiendo esos fuegos de rostro humano por quemarme en mis miserias. 

3 comentarios:

  1. A veces, cuando suelo perderme grito, para ahuyentar a lo que marcha y poder reinventarme de la manera puedan.

    ..no sé bien qué te pasa, pero te leeré para intentar comprenderte.

    ResponderEliminar