lunes, 22 de junio de 2015

Madrid omnipresente

Aunque la polución es espantosa en esta ciudad, hacía años que una bocanada de aire no me limpiaba por dentro de este modo.
Tal vez he aprendido a respirar. Quizá.

Madrid y yo nos sentamos bien.
Esta tarde la Gran Vía estaba preciosa.
En la plaza de la luna se celebraba el día de la música y los burning y Mclan sonaban genial. Me voy acostumbrando a lo de la lata de Mahou en la mano. Y me gusta familiarizarme con estas pequeñeces.

Ha desaparecido el caos mental y la inseguridad vital.
La paz ha llegado para quedarse. Esta armonía que tiene como banda sonora a esta anárquica y ensordecedora ciudad.

Llegué sin esperar una victoria pero saliendo a ganar.
Y me convertí en mi mejor triunfo.
Sería absurdo negar que le estoy siendo algo infiel a Sevilla.
Porque Madrid...
Me tienes enamorada.

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