miércoles, 19 de febrero de 2014

Tensión y más tensión

En este último mes todo ha ido tan rápido. Los cambios se han concatenado sin darme tiempo a asimilar algunos, y a aceptar otros que me han pillado desprevenida.

Estoy acostumbrándome a no cuestionar (en exceso) la realidad que se me presenta. Estoy acostumbrándome a vivir en libertad pero lo confieso, sigo sin sentirme a salvo. No me termina de agradar este frío que invade mi cama de metro cincuenta y, lo que es peor, que se ha instalado en mi como una plaga. 

Sé que es otra pequeña fase. 
Me remito al principio, los cambios van rápido y lo que hoy veo negro sé que mañana puede ser azul, verde o rojo.

Pero tú sigues trayéndome de cabeza desde hace ya demasiado. Esperaba que se solucionara o simplemente pasara pero sigue ahí esa tensión extraña y enrarecida por día. No quería tomar ninguna carta en el asunto, sólo quería que las cosas fuesen como nos apeteciera, sin planteamientos previos. Pero tú y yo no fluimos. Las cosas no fluyen entre tú y yo. No le encuentro explicación. Tengo hipótesis de explicaciones ficticias que no sirven de nada porque no hay fundamento real. 
Sólo sé que el problema no es de incompatibilidad porque en momentos puntuales las cosas entre nosotros no sólo fluyen sino que emanan y se me filtran en la piel y la retina.

Me da miedo estar dándole demasiada importancia a esta situación y a la actitud mutua pero algo me dice que es real. Algo me dice que a tú también estas extrañado por esta tirantez que resta tanto a la naturalidad y a la espontaneidad.

Hace más de un mes escribí de ti. Terminé diciendo:

"Y, sin más dejo de rizar el rizo que no hay que liarse"

Los rizos son de nivel afroamericano pero, insisto, mañana todo puede ser encrespado, greñudo o liso.


                                                  

No hay comentarios:

Publicar un comentario