lunes, 19 de enero de 2015

Calcetines desemparejados

Como todos los soñadores,
confundí el desencanto
con la verdad.

Jean-Paul Sartre

- ¿Tú qué eres la chica de moda?

Y entiendo tu pregunta, aunque me jode esa afirmación con signos de interrogación.

Me jode porque siempre me consideré de las que iban a contracorriente, de las que son difíles de leer y creen que pocos pueden entender lo que dices entrelíneas.

He pasado más tiempo de bares estos meses del que me gustaría reconocer. No sé con exactitud a cuántos camareros que no me dejan pagar conozco. No puedo sentarme en ninguna terraza a tener una conversación porque cada 10 minutos saludo a alguien, normalmente no recuerdo el nombre de esa persona y tengo estudiados paripés de simpatía.

No sé cuánto de cinismo hay en mi, y eso que siempre lo odié. Amo el sarcasmo inteligente pero odio el cinismo.

Y tú recién llegado para invitarme a cenar.
La conversación es perfecta. Hemos compartido profesores de la facultad, publicas tu primer libro de narrativa de viajes en breve, estás emocionado y me cuentas anécdotas de tu aventura africana que me deberían tener embobada y estoy distraída. Eres guapo como pocos: piel azúcar morena, rizos perfectos y pestañas infinitas. Es totalmente lógico que tus amigos te llamen Lenny porque te das un airazo al señor Kravitz. Te miro y sé que eres el morbo personificado y quiero que acabes en mi cama de nuevo.

Nos vamos de copas y eres aún más divertido. Te molestan todos mis comentarios sobre "lo buena gente que me pareces" porque estás seduciéndome constantemente pero lo hago para jugar contigo. Y bien sabes seguirme el juego. Hasta que me dices, con esa sonrisa perfecta, que como siga haciéndote comentarios de ese tipo, voy a dañar tu ego masculino.

Entonces termino con el teatro y nos vamos a mi casa. 
No sé si me quedo con el intenso sexo nocturno o con el aún más intenso en la mañana. Honestamente tus ritmos mañaneros fueron brutales por lo que, y que yo diga esto es extraño, es un placer amanecer contigo.

Y todas estas estupideces solamente han venido por los calcetines.
Es estúpido pero no he sido consciente hasta ver el calcetín.

Te has ido con un calcetín tuyo y uno mío. Y me has dejado igual, con uno y uno.
No sé si ha sido consciente o inconsciente pero no sé si nuestros calcetines volverán a emparejarse o los dejaremos así.

Sólo por una cosa: Eres demasiado perfecto y yo soy un desastre.
No soy la chica de moda, soy un desastre lleno de contradicciones que tal vez el mejor recuerdo que quiera tener de ti sea un calcetín descabalado.

4 comentarios:

  1. Que intensidad....

    Vamos, a mí invitame que yo tengo cuerda para hablar

    ResponderEliminar
  2. Si ese calcetín hablara...
    no creas mucho en esto de ser interesante, de moda, o perfecta. al final, ni él es tan perfecto ni vos tan antagónica. Sólo son fantasías que uno se genera en comparación, en pensar que lo que uno busca en el otro es igual para todos.

    Al fin y al cabo, la verdad se ve en la constancia de encuentros sumados, no en las interesantes características que nos seducen en las primeras caricias.

    ResponderEliminar
  3. Espero que ninguno de los dos tengáis hongos.... más que nada por el otro.

    Hongos en los pies, eh... no seas malpensada.

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Guau, próximo capítulo, por favor!!!

    Besos

    ResponderEliminar