viernes, 21 de marzo de 2014

Azahar

Pongamos que te pongo y tu me pones
el derroche entre las manos.
Pongamos que él te llama y no lo coges,
y se nos juntan los labios.

Pensándote después de un polvo en cualquier baño...
Y buscando no encontrarte perdido en otros brazos.

Andrés Suárez




La primavera ha llegado fuerte.
Y yo también.

Los grandes placeres cotidianos que te da esta ciudad son esos colocones de azahar al pasear por sus calles de adoquines desgastados. Y yo busco colocarme, de azahar o lo que surja, cada día y, sobre todo, cada noche.


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