Es jodido que objetivamente seas un desconocido con el que apenas he cruzado muchas miradas y poca conversación. Un extraño con el que he compartido besos y cama muchas menos veces de las que hubiese deseado.
El recuerdo de tu sonrisa me eclipsa y me camela. Tengo grabado a fuego el recuerdo de parar de besarte un segundo, ver tu sonrisa, derretirme y volver a arrojarme a tu boca.
Permitamos hoy que mi cabeza onírica divague cuanto quiera y se líe y líe, pero, por hoy, no reprimamos el absurdo recuerdo que se me viene a la cabeza al escuchar la frase de una canción: "si supieras lo que te miro a escondidas".
¡Ni por asomo podrías imaginar que te recuerdo tanto, de esta forma y...tanto!
Culpemos a la revolución hormonal, que las mujeres sufrimos cada mes, de este arrebato sentimental que se ha visto incrementado por esta música que, a veces, me hace volar demasiado.
¡Bah! menos mal que en un par de día los síndromes menstruales habrán cesado y esta sensiblería absurda se habrá ido al carajo.
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